jueves, 10 de marzo de 2011
teorias sobre el origen del universo
Teoría Heliocéntrica de Nicolás Copérnico
En 1543 d. C. el astrónomo Nicolás Copérnico publicó un libro llamado "La Revolución de las Esferas Celestes", donde da a conocer su teoría. Esta determinaba que el sol estaba colocado en el centro y todos los planetas se ubicaban a su alrededor. También afirmaba que los planetas tenían movimientos circulares uniformes.
La teoría de Copérnico postulaba un universo geocéntrico en el que la Tierra se encontraba estática en el centro del mismo, rodeada de esferas que giraban a su alrededor. Dentro de estas esferas se encontraban (ordenados de dentro hacia afuera): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y, finalmente, la esfera exterior en la que estaban las llamadas estrellas fijas. Se pensaba que esta esfera exterior fluctuaba lentamente y producía el efecto de los equinoccios.
En la antigüedad era difícil de explicar por cosmólogos y filósofos el movimiento aparentemente retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno. En ocasiones, el movimiento de estos planetas en el parecía detenerse, comenzando a moverse después en sentido contrario. Para poder explicar este fenómeno, los cosmólogos medievales pensaron que los planetas giraban en un círculo que llamaban epiciclo, y el centro de cada epiciclo giraba alrededor de la Tierra, trazando lo que denominaban una trayectoria deferente.
El alemán Johannes Kepler descubrió que las órbitas de los planetas eran elipses observando el planeta Marte, y comparando estas observaciones con anteriores realizadas por el astrónomo dinamarqués Ticho Brahe. Este alemán también descubrió las leyes del movimiento planetario.
El italiano Galileo Galilei observó por primera vez, manchas en el sol, cráteres en la luna, los grandes satélites de Júpiter y los anillos de Saturno, que no llegó a distinguir con precisión. Al descubrir las fases del planeta Venus, descubrió experimentalmente que éste giraba alrededor del sol. Este fue el argumento decisivo para confirmar la teoría de Copérnico.

Posteriormente, los astrónomos enriquecieron este sistema con una novena esfera, cuyo movimiento se supone que lo causa la precesión de los equinoccios. También se añadió una décima esfera que se pensaba que era la que conducía a los demás cuerpos celestes. Para explicar los diversos movimientos de los planetas, el sistema de Tolomeo los describía formando pequeñas órbitas circulares llamadas epiciclos, los centros de los cuales giraban alrededor de la Tierra en órbitas circulares llamadas deferentes. El movimiento de todas las esferas se produce de oeste a este.
Tras el declive de la cultura griega clásica, los astrónomos árabes intentaron perfeccionar el sistema añadiendo nuevos epiciclos para explicar las variaciones imprevistas en los movimientos y las posiciones de los planetas. No obstante, estos esfuerzos fracasaron en la solución de muchas incoherencias del sistema de Tolomeo.

Esta teoría fue formulada por Isaac Newton en el siglo XIX. Este matemático inglés planteó las leyes de gravitación universal. Además, dio explicación a las leyes del movimiento formuladas por Kepler.
En la primera mitad del siglo XIX el Reino Unido era el país industrial líder del mundo. Sin embargo, también se encontraba en algunas regiones de Europa continental fábricas modernas, con máquinas impulsadas por vapor. En el continente, así como en Gran Bretaña, las minas de carbón eran los centros más importantes de crecimiento industrial. Allí se desarrollaron las industrias modernas en la primera mitad del siglo XIX.
Contexto en el cual se desarrolló esta teoría: Aunque en ciertos aspectos fundamentales la revolución industrial siguió en el continente un modelo similar al de gran bretaña, hubo, no obstante, diferencias significativas. A principios del siglo XIX, los países continentales pudieron aprovechar la experiencia inglesa anterior.
En Europa central se eliminaron entre 1815 y 1870 muchas barreras arancelarias que habían obstaculizado por largo tiempo el progreso económico. Otro factor que estimulo la expansión económica en el continente fue el avance de las comunicaciones. La navegación por grandes ríos fue perfeccionada y se redujeron o eliminaron numerosos peajes. Sin embargo fueron los ferrocarriles los que propulsaron al continente hacia la era industrial.
Una característica de la revolución industrial en el continente fue, la concentración de las industrias en distritos específicos.
El advenimiento de la industria transformó a la sociedad occidental, en lo denominado modernización y que implico nuevas formas de vida económicas e institucionales, una mejor educación y un mejor aparato estatal, pero, por sobre todo, una acelerada urbanización. No solo las personas comparian ahora la vida urbana; la mayoría de ellas llego a conformar el nuevo proletariado producido por la industrialización.
Los trabajadores empezaron a unirse en sindicatos y movimientos políticos que aspiraban a mejorar los salarios y las condiciones de trabajo. En consecuencia emergió una nueva clase media, dedicada a prestar servicios y administrar la industria.
La educación era más fácil de impartir y más necesaria debido a la demanda de una clase trabajadora alfabetizada.
El menor costo de los alimentos se logro gracias a la creación de una nueva red de transporte, rápida y segura, que permitía desplazar cargas pesadas a través de distancias muy largas.
Los primeros automóviles fueron patentados en la década del 1880. Esta revolución del transporte tuvo muchos efectos, principalmente, la gran demanda por parte de los ricos.
Las artes habían alcanzado un alto nivel en la antigüedad clásica, que después había bajado durante la edad media, para renacer en la Italia del siglo XIV con artistas como Giotto y alcanzar su máximo nivel en la obra de Miguel Ángel.
La primera cátedra universitaria de historia del arte fue creada en 1844 en Berlín por Gustav Friedrich Waagen, viajero infatigable que publicó enormes cantidades de información sobre obras de arte de colecciones públicas y privadas, sobre todo en Tesoros del arte en Gran Bretaña (3 volúmenes, 1854). Waagen no fue el único recopilador importante de su época, ya que vivió en el gran periodo de investigaciones dentro de la historia del arte, cuando se llevaron a cabo trabajos prodigiosos en el campo de la investigación de archivo y se escribieron amplísimos catálogos. Entre las grandes empresas de este periodo que sentó las bases para gran parte del trabajo subsiguiente, se encuentra la serie de 20 volúmenes de El pintor grabador (1803-1821) de Adam von Bartsch, autoridad austríaca en el campo del grabado; el sistema de enumeración que se utilizó en este estudio pionero de los pintores grabadores ha sido adoptado por la mayoría de los expertos en el tema posteriores.
Parte de ese proceso de acumulación de conocimientos fue consecuencia del intento de establecer, partiendo del estilo, a qué artistas pertenecían algunas obras que no contaban con la documentación suficiente. Giovanni Morelli (erudito italiano que escribió en alemán) intentó aplicar una base científica mediante un estudio minucioso del tratamiento de los detalles (tales como las orejas y uñas de las manos). Su trabajo ejerció una gran influencia y este tipo de investigación se convirtió en uno de los principales métodos de estudio dentro de la historia del arte hasta bien entrado el siglo XX.
La hipótesis de un universo en fase de expansión surgió como consecuencia natural de la observación del corrimiento hacia el rojo de las radiaciones galácticas, aunque ciertas teorías derivadas de las leyes de la relatividad y elaboradas de modo sucesivo por Willem de Sitter, Hermann Weyl y Alexander Friedmann habían anticipado modelos dinámicos del universo. Finalmente, en 1928 el belga Georges Lemaitre construyó un modelo en expansión por medio del cual era posible predecir teóricamente la ley del corrimiento al rojo de Hubble.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la mayoría de las escuelas científicas optaron por la hipótesis de un universo dinámico en actual fase de expansión originado a partir de un estado de extraordinaria densidad y temperatura que estalló en una explosión, el mencionado big-bang. El momento de dicha explosión puede fecharse aproximadamente por la edad de los más antiguos cúmulo de galaxias y proporciona un valor comprendido entre 8.000 y 18.000 millones de años.
Otra teoría expansionista (además de la del big-bang) es la del universo pulsante, y dice que el universo se expande y se contrae en ciclos de miles de millones de años.
En 1543 d. C. el astrónomo Nicolás Copérnico publicó un libro llamado "La Revolución de las Esferas Celestes", donde da a conocer su teoría. Esta determinaba que el sol estaba colocado en el centro y todos los planetas se ubicaban a su alrededor. También afirmaba que los planetas tenían movimientos circulares uniformes.
La teoría de Copérnico postulaba un universo geocéntrico en el que la Tierra se encontraba estática en el centro del mismo, rodeada de esferas que giraban a su alrededor. Dentro de estas esferas se encontraban (ordenados de dentro hacia afuera): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y, finalmente, la esfera exterior en la que estaban las llamadas estrellas fijas. Se pensaba que esta esfera exterior fluctuaba lentamente y producía el efecto de los equinoccios.
En la antigüedad era difícil de explicar por cosmólogos y filósofos el movimiento aparentemente retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno. En ocasiones, el movimiento de estos planetas en el parecía detenerse, comenzando a moverse después en sentido contrario. Para poder explicar este fenómeno, los cosmólogos medievales pensaron que los planetas giraban en un círculo que llamaban epiciclo, y el centro de cada epiciclo giraba alrededor de la Tierra, trazando lo que denominaban una trayectoria deferente.
El alemán Johannes Kepler descubrió que las órbitas de los planetas eran elipses observando el planeta Marte, y comparando estas observaciones con anteriores realizadas por el astrónomo dinamarqués Ticho Brahe. Este alemán también descubrió las leyes del movimiento planetario.
El italiano Galileo Galilei observó por primera vez, manchas en el sol, cráteres en la luna, los grandes satélites de Júpiter y los anillos de Saturno, que no llegó a distinguir con precisión. Al descubrir las fases del planeta Venus, descubrió experimentalmente que éste giraba alrededor del sol. Este fue el argumento decisivo para confirmar la teoría de Copérnico.
Teoría Geocéntrica
La estructura del Universo elaborada en el siglo II d.C. por el astrónomo griego Claudio Tolomeo. La teoría de Tolomeo mantenía que la Tierra está inmóvil y se encuentra en el centro del Universo; el astro más cercano a la Tierra es la Luna y según nos vamos alejando, están Mercurio, Venus y el Sol casi en línea recta, seguidos sucesivamente por Marte, Júpiter, Saturno y las llamadas estrellas inmóviles.Posteriormente, los astrónomos enriquecieron este sistema con una novena esfera, cuyo movimiento se supone que lo causa la precesión de los equinoccios. También se añadió una décima esfera que se pensaba que era la que conducía a los demás cuerpos celestes. Para explicar los diversos movimientos de los planetas, el sistema de Tolomeo los describía formando pequeñas órbitas circulares llamadas epiciclos, los centros de los cuales giraban alrededor de la Tierra en órbitas circulares llamadas deferentes. El movimiento de todas las esferas se produce de oeste a este.
Tras el declive de la cultura griega clásica, los astrónomos árabes intentaron perfeccionar el sistema añadiendo nuevos epiciclos para explicar las variaciones imprevistas en los movimientos y las posiciones de los planetas. No obstante, estos esfuerzos fracasaron en la solución de muchas incoherencias del sistema de Tolomeo.
En la primera mitad del siglo XIX el Reino Unido era el país industrial líder del mundo. Sin embargo, también se encontraba en algunas regiones de Europa continental fábricas modernas, con máquinas impulsadas por vapor. En el continente, así como en Gran Bretaña, las minas de carbón eran los centros más importantes de crecimiento industrial. Allí se desarrollaron las industrias modernas en la primera mitad del siglo XIX.
Contexto en el cual se desarrolló esta teoría: Aunque en ciertos aspectos fundamentales la revolución industrial siguió en el continente un modelo similar al de gran bretaña, hubo, no obstante, diferencias significativas. A principios del siglo XIX, los países continentales pudieron aprovechar la experiencia inglesa anterior.
En Europa central se eliminaron entre 1815 y 1870 muchas barreras arancelarias que habían obstaculizado por largo tiempo el progreso económico. Otro factor que estimulo la expansión económica en el continente fue el avance de las comunicaciones. La navegación por grandes ríos fue perfeccionada y se redujeron o eliminaron numerosos peajes. Sin embargo fueron los ferrocarriles los que propulsaron al continente hacia la era industrial.
Una característica de la revolución industrial en el continente fue, la concentración de las industrias en distritos específicos.
El advenimiento de la industria transformó a la sociedad occidental, en lo denominado modernización y que implico nuevas formas de vida económicas e institucionales, una mejor educación y un mejor aparato estatal, pero, por sobre todo, una acelerada urbanización. No solo las personas comparian ahora la vida urbana; la mayoría de ellas llego a conformar el nuevo proletariado producido por la industrialización.
Los trabajadores empezaron a unirse en sindicatos y movimientos políticos que aspiraban a mejorar los salarios y las condiciones de trabajo. En consecuencia emergió una nueva clase media, dedicada a prestar servicios y administrar la industria.
La educación era más fácil de impartir y más necesaria debido a la demanda de una clase trabajadora alfabetizada.
El menor costo de los alimentos se logro gracias a la creación de una nueva red de transporte, rápida y segura, que permitía desplazar cargas pesadas a través de distancias muy largas.
Los primeros automóviles fueron patentados en la década del 1880. Esta revolución del transporte tuvo muchos efectos, principalmente, la gran demanda por parte de los ricos.
Las artes habían alcanzado un alto nivel en la antigüedad clásica, que después había bajado durante la edad media, para renacer en la Italia del siglo XIV con artistas como Giotto y alcanzar su máximo nivel en la obra de Miguel Ángel.
La primera cátedra universitaria de historia del arte fue creada en 1844 en Berlín por Gustav Friedrich Waagen, viajero infatigable que publicó enormes cantidades de información sobre obras de arte de colecciones públicas y privadas, sobre todo en Tesoros del arte en Gran Bretaña (3 volúmenes, 1854). Waagen no fue el único recopilador importante de su época, ya que vivió en el gran periodo de investigaciones dentro de la historia del arte, cuando se llevaron a cabo trabajos prodigiosos en el campo de la investigación de archivo y se escribieron amplísimos catálogos. Entre las grandes empresas de este periodo que sentó las bases para gran parte del trabajo subsiguiente, se encuentra la serie de 20 volúmenes de El pintor grabador (1803-1821) de Adam von Bartsch, autoridad austríaca en el campo del grabado; el sistema de enumeración que se utilizó en este estudio pionero de los pintores grabadores ha sido adoptado por la mayoría de los expertos en el tema posteriores.
Parte de ese proceso de acumulación de conocimientos fue consecuencia del intento de establecer, partiendo del estilo, a qué artistas pertenecían algunas obras que no contaban con la documentación suficiente. Giovanni Morelli (erudito italiano que escribió en alemán) intentó aplicar una base científica mediante un estudio minucioso del tratamiento de los detalles (tales como las orejas y uñas de las manos). Su trabajo ejerció una gran influencia y este tipo de investigación se convirtió en uno de los principales métodos de estudio dentro de la historia del arte hasta bien entrado el siglo XX.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la mayoría de las escuelas científicas optaron por la hipótesis de un universo dinámico en actual fase de expansión originado a partir de un estado de extraordinaria densidad y temperatura que estalló en una explosión, el mencionado big-bang. El momento de dicha explosión puede fecharse aproximadamente por la edad de los más antiguos cúmulo de galaxias y proporciona un valor comprendido entre 8.000 y 18.000 millones de años.
Otra teoría expansionista (además de la del big-bang) es la del universo pulsante, y dice que el universo se expande y se contrae en ciclos de miles de millones de años.
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